Seguimos descubriendo nuestra Comunidad Autónoma y disfrutando en familia de la naturaleza, la Unión del Duero y el Esla.
Esta ruta también es en la comarca del Sayago de Zamora.
Podréis disfrutar de una zona mágica con sus piedras, una cascada y un bello mirador de la Unión del Duero con el Esla. Todo en la misma ruta! Os animáis?
Como ya os he comentado, la escapada también es en la comarca del Pan de Zamora. No muy lejos de la Cascada de las Pilas de la que ya os hablé.
La Unión del Duero y el Esla
Para realizar esta ruta circular de poco más de siete kilómetros y que no cuenta con apenas desnivel hay que desplazarse hasta la localidad de Abelón, a sólo 39 kilómetros de Zamora.
Importante! No es apto para carritos!
Toda la ruta está perfectamente señalizada con marcas amarillas y blancas. La primera parte de la ruta se realiza por un camino amplio y bastante llano.
A unos 3km, el sendero presenta el primero de los dos ramales que tiene la ruta. Es el camino que lleva hasta la peña de La Campana.
A partir de ahí, la ruta ya no va por un camino tan llano. Pero sin duda, merece mucho la pena desviarse hacia esa zona y disfrutar de las formaciones geológicas y el paisaje.
Personalmente, con esa zona ya sólo me encantó la escapada!
La Peña de la Campana
Se trata de una curiosa formación rocosa que tiene el aspecto de una seta gigante. El paso del tiempo y los fenómenos meteorológicos la han ido modelando hasta convertirla en lo que es hoy en día.
Resulta muy curioso contemplar en su parte inferior las curiosas cavidades que presenta. Es lo que los geólogos llaman taffoni, una curiosa forma de erosión que llama poderosamente la atención.
Las vistas desde esa zona del Duero son preciosas!
Cascada de Abelón
Volvemos a la senda, comienza una bajada para llegar hasta la Cascada de Abelón. Resulta curioso cómo se oye el agua, pero sin verse!
Esa zona donde desemboca el sendero era en su día un pequeño complejo de molinos harineros de los que hoy sólo quedan las ruinas y su recuerdo.
Merece la pena bajar hasta el pie de la cascada para inmortalizarla. Eso sí, importante ir con unas botas de montaña, ya que suele estar bastante encharcado y la bajada ya no es por un camino tan sencillo.
Subimos de nuevo, para contemplar las maravillosas vistas del Duero y para dirigirnos hasta el próximo hito de la Senda.
Desembocadura del Esla en el Duero
El río Esla desde que nace en el leonés Valle de Valdosín hasta que muere en este lugar, recorre 287 km en las provincias de León y Zamora.
El paisaje invita a disfrutarlo con calma. Realizar un picnic en cualquier punto del camino es una buena idea!
El camino nos llevará hasta un mirador, donde se aprecia estupendamente en encuentro de los dos Ríos.
Se encuentra donde estaba la antigua ermita de San Vicente. Muy cerquita está un homenaje a esa iglesia, allí han construido un pequeño campanario sin campana en lo alto de una gran roca.
Si prosigues la senda, volverás al municipio de Abelón… una ruta maravillosa y llena de puntos donde poder comer.
En nuestro caso, no sabíamos que la ruta tenía tantos lugares estupendos donde comer. Así que nos tocó volver al coche! Pero como se suele decir, no hay mal que por bien no venga”.
Así que tras unos minutos en el coche, encontramos un lugar idílico donde disfrutar del bocata en plena naturaleza!
Nuestra escapada nos llevó también a descubrir una joya de nuestro pasado e historia. Volviendo hacia Valladolid, sólo nos tuvimos que desviar unos kilómetros, pero merece mucho la pena!
Iglesia de San Pedro de la Nave (El Campillo)
Se trata de una iglesia visigótica del siglo VII. Construida en los años previos a la conquista musulmana, puede tratarse, por tanto, de una de las últimas obras del arte visigodo.
Originariamente estaba a orillas del río Esla, pero al construirse el embalse de Ricobayo, hubiera quedado sumergido en sus aguas, por lo que se trasladó piedra a piedra, el edificio hasta su actual ubicación.
Las Iglesias visigodas son muy recogidas, si bien está me sorprendió. Tiene un interior muy interesante con esculturas muy logradas en sus columnas! Bien merece la pena, visitarla sin prisas, deleitándote en cada pequeño detalle.
Sin duda, un final espectacular a una jornada maravillosa!