Dicen, (es un cuento), que el día 31 de diciembre por la noche, en Nochevieja, los Ángeles bajan del cielo y se sientan en el borde de las nubes a escuchar las peticiones y deseos que hacen y piden los seres humanos para el año nuevo.
Y que un ángel recién nacido que salía por primera vez al borde de la nube, estaba tan impaciente por saber que pedían los humanos, que acercándose al ángel más viejo que llevaba miles y millones de años saliendo a su nube en Nochevieja le dijo: “y ¿que piden?”, a lo que el ángel viejo le contestó con cierta cara de hastío y de aburrimiento: “pues lo de siempre: amor, salud, felicidad… y bueno reconozco que esas cosas son importantes, pero los humanos no parecen entender que nada de eso va a venir del cielo”. En fin, yo creo lo del cuento. No hay que pedir nada porque sencillamente ya está todo. Lo que hay que hacer es ponerse en marcha, poner en práctica lo bueno que somos y tenemos. Pasar de las palabras a las obras. Pedir menos y hacer más. Y en cualquier caso que nuestro palabrerío bueno del primer día del 2020, perdure a lo largo de todos los días del año, por qué caemos con gran facilidad en el tremendismo, la queja, el lamento, los nubarrones y el ‘a dónde vamos a parar”. 20 es un número precioso.
En la Cábala es el número de la expectativa por qué es el inmediatamente anterior a la perfección del 21 (el 3 veces 7).
Deseo que se cumplan todas las expectativas que tengas y espero que sean muchas y buenas!!!