Hay una nueva baja por culpa del COVID-19, el teléfono gratuito de urgencias pediátricas de la Junta de Castilla y León.
Ayer cuando me enteré de la noticia, me quedé bastante perpleja. Aunque nunca he usado dicho servicio, creo que era muy beneficioso y positivo para todos, tanto para los profesionales como para las familias. El poder llamar a un teléfono atendido por profesionales cuándo no sabes qué le pasa a tu peque, es todo un consuelo y ayuda. Además creo que evitaría muchas visitas a urgencias o al pediatra, al tener una respuesta médica previa.
Me da mucha pena y rabia ver todos los cortes que se están dando a la Sanidad Pública en los últimos años. Cierto que estamos afrontando algo único, como la pandemia del COVID-19, pero sinceramente creo que muchos de estos recortes venían de lejos y estaban ya en el programa electoral de muchos…
En estos tiempos donde cada vez uno se piensa más si realmente es necesario o no ir a urgencias o al médico, por cuestiones de seguridad y de compromiso social, ver que aunque lo necesites tampoco puedes, resulta bastante frustrante.
Porque aunque Sanidad todavía publicita esa línea 900 en su página web y en centros de salud, desde hace meses solo la utiliza para proporcionar información sobre el coronavirus y ahora sobre las vacunas.
Este teléfono de atención de urgencias pediátricas fue creado por la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León en marzo del 2014 y, por ejemplo, recibió cerca de 16.400 llamadas en 2019. Ofrecía la posibilidad de llamar de forma gratuita al teléfono 900 222 000 de 15.00 a 8.00 de lunes a viernes y durante las 24 horas los fines de semana donde “le responderán profesionales cualificados y entrenados en este tipo de atención y le aconsejarán sobre pautas a seguir o los servicios a los que debe recurrir”.
Esperemos que sea un hasta pronto y no un hasta nunca… pero sinceramente viendo los derroteros hacia los que va la Sanidad en Castilla y León, lo dudo.